miércoles, 12 de septiembre de 2007

"Castilla ya era independiente antes de Fernán González", entrevista con Juan José García González

Tuve ocasión de leer, durante las vacaciones, esta entrevista en el Diario de Burgos. En vista de que no aparece por la red, y dado su interés, me permito copiarla aquí, por si a alguien le puede interesar. Espero que os guste y sorprenda como a mí. La nota sobre la tesis doctoral de David Peterson no pertenece a la entrevista. La he puesto yo, como aclaración.


En el DIARIO DE BURGOS, JUEVES 30 DE AGOSTO DE 2007

"Castilla ya era independiente antes de Fernán González"

Juan José García González, Catedrático de Historia Medieval de la UBU

Juan José García González nació en la localidad cántabra de Novales en 1945. Lleva desde los 70 como profesor en la Universidad de Burgos y es autor de varios libros centrados en el contexto medieval burgalés.

JUAN JOSÉ MARTIN / PRADOLUENGO:

En la conferencia que impartió sobre Castilla en tiempos de Fernán González con ocasión de las fiestas patronales de San Vicente del Valle sorprendió a todos al adelantar la génesis del nombre de Castilla al siglo V. ¿En qué lo sustenta?
Castella es el neutro plural de castellum, que tiene dos acepciones: «plaza militar amurallada» y «hábitat campesino en altura». Tirando de aquélla, la historiografía tradicional remite la aparición del corónimo al año 836 y le vincula a la construcción de «plazas militares amuralladas» para evitar las aceifas. A esto cabe contraponer el hecho, bien documentado, de que la zona ya se llamaba al-Qilá (o sea, Castella) el año 791, cuando llegó la primera aceifa, circunstancia que descarta la cristalización del nombre sobre la base de referencia.
Tirando de la segunda acepción, certificada por San Isidoro para época tardo antigua, y tras contrastar la noción de «hábitat campesino en altura» con los resultados de la arqueología especializada, he llegado ala conclusión de que la mayor parte de los castella fueron levantados por los campesinos en las vertientes montanas a la caída del Imperio Romano para escapar a la inseguridad que se había instalado en las llanadas interiores y fondos de valle. Su proliferación generaría el topónimo Castella, que cabe remitir a la segunda mitad del siglo V.

¿Qué espacio designaba el corónimo originario?
Los castella, en cuanto que «hábitats campesinos en altura», surgieron por todas partes pero solo dieron nombre al segmento septentrional de Las Merindades actuales, es decir, al corredor de Espinosa de los Monteros, a la comarca de Sotoscueva y a los llanos de Castilla. El proceso sería similar al que parecehaber dado nombre, pero bajo la primera acepción de castellum, a Catalunya, al identificarse sus feudales como castlani, catalani, es decir, castellani.

¿Cuál fue el itinerario que siguió Castilla hasta su configuración como reino?
He llegado a distinguir hasta siete secuencias inteligibles: la decantación del nombre (desde el 457), del territorium visigodo (entre 574 y 712), del iqlim musulmán (entre 712 y 741), de la circunscripción protoastur (entre 741 y 768), de la comarca independiente (entre 768 y 850), del microcondado de Castella Vetula (entre 850 y 912) y del macrocondado de Castella (entre 912 y 1038).

La historiografía ha dado poca importancia a la dominación musulmana de Castilla. ¿Qué tiene que decir al respecto?
Ni Sánchez-Albornoz, ni Barbero y Vigil se implicaron. Aquél, por la temprana retirada del Islam, y éstos, porque entendieron que no llegó a sobrepasar un umbral o limes determinado. Desde hace más de una década intento revalorizar su estancia: primero porque se instaló rápidamente y segundo porque treinta años son muchos cuando se opera a partir de una administración ya constituida, como la del reino visigodo. Esto me ha llevado a concluir, hace ya más de un lustro, que el mozarabismo meseteño es un espejismo científico como está formulado y que los miles de antropónimos árabes o beréberes de la documentación altomedieval meseteña hacen referencia a los tornadizos cristianos que se convirtieron al Islam al tiempo de la invasión. Creo aún más en ello desde que la relevante tesis doctoral de David Peterson (1) ha abordado algunos de los aspectos planteados por Oliver Asín hace medio siglo.

De sorprendente cabe calificar la afirmación de que, un siglo antes de Fernán González, Castilla ya fue independiente durante una centuria completa
Lo verdaderamente sorprendente no es esto sino que se haya considerado independiente a Castilla en tiempos de Fernán González. He tratado de darle sentido a tres hechos comprobados: primero, que el reino astur se replegó sobre el litoral a partir del asesinato de Fruela I el año 768 y que incluso se encogió sobre la llanada central asturiana durante tres décadas tras sustituir la capital de Cangas de Onís por la de Pravia; segundo, que no hay ni un solo dato que demuestre que entre el 768 y el 850 algún rey o magnate astur haya ayudado a defender el territorio castellano contra las aceifas agarenas y tercero, que los rebeldes Banu Casi reclamaran apoyo a Amaya, Castilla y Álava el año 802 para luchar contra Amrús en la Frontera Superior sin tomar en consideración para nada a la corte asturiana.

En un marco tan incomparable como el de la iglesia visigótica de San Vicente del Valle, a los pies de la Sierra de la Demanda, Vd. ha otorgado un protagonismo excepcional al Sistema Ibérico en la conformación de Castilla, ¿por qué?
Lo verdaderamente difícil para los castellanos no fue crear el microcondado de Castella Vetula, anclado en la cornisa cantábrica, sino expansionarse por los llanos abiertos, a donde llegaban las aceifas veraniegas siguiendo las vías romanas. Hubo que guerrear casi dos siglos para cerrar, primero, el portillo del Alto Ebro, y, después, el portillo del Alto Duero. Pues bien, el eslabón intermedio entre la Cordillera Cantábrica, al norte, y la Cordillera Central, al sur, es la Cordillera Ibérica, que jugo un papel de comodín geoestratégico fundamental entre ambas. De esa lucha sin cuartel para cerrar los portillos de referencia surgió la potente sociedad guerrera castellana de la Plena Edad Media, cuya manifestación más señera es la figura del Cid Campeador. De lo que se come, se cría.

Vd. ha definido a Fernán González como el primer gran gestor de esta tierra, pero su popularidad no resiste a la del Cid Campeador, ¿por qué ha sido así?
El Cid es un personaje infinitamente más versátil socialmente hablando, cuya simbología ha interesado desde siempre a muchos más colectivos y durante mucho más tiempo. Cuenta, además, con el formidable monumento literario que es El Cantar de Mío Cid y su vida es incuestionablemente más azarosa, pendenciera y compleja que la del prócer castellano. Fernán González dispone de una base documental inicial más endeble y, además, ha sido conde de Castilla, entidad que ha tenido muy mala suerte geopolítica, pues en el pasado fue fagocitada por España y ahora se encuentra sepultada en la Comunidad Autónoma de Castilla y León.

Cambiando un poco el tema, ¿qué le parecen las Jornadas Históricas del Alto Tirón?
Hoy es un imperativo categórico llamar la atención sobre el patrimonio local y comarcal si se quiere promover el turismo rural y creo que las Jornadas cumplen de alguna manera esa función de avanzadilla.
Por otro lado, tienen una dimensión organizativa, interpersonal y científica que marca la talla de los ciudadanos que las organizan. Habida cuenta de que no todos los pueblos son capaces de promoverlas, estimo que dicen mucho a favor de sus responsables. Tal vez necesiten dos cosas: la publicación de los contenidos de las Jornadas, en el grado que sea, y el apoyo de la Diputación.

¿Como ve el futuro de la Ciencias Históricas?
Mal en términos laborales y francamente bien en términos sociales. La Historia interesa hoy infinitamente más fuera de las aulas que dentro de ellas.

Por último, ¿en qué temas trabaja ahora?
Dedico todo el tiempo que puedo a reivindicar la Historia de Castilla, me interesa bastante la trayectoria de Fernán González y trato de entender la Plena y la Baja Edad Media en clave materialista


(1) Información sobre la tesis:

UNIVERSIDAD DE BURGOS
COMISIÓN DE DOCTORADO


TITULO: FRONTERA Y LENGUA EN EL ALTO EBRO. SIGLOS VIII-XI
AUTOR: PETERSON , DAVID NICHOLAS SCOTT
FECHA LECTURA: 24/11/2006
HORA: 11:00
CENTRO LECTURA: FACULTAD DE HUMANIDADES Y EDUCACIÓN (SALÓN DE ACTOS)
DIRECTOR/ES: JUAN JOSÉ GARCÍA GONZÁLEZ
TRIBUNAL:
JOSÉ ÁNGEL GARCÍA DE CORTÁZAR Y RUIZ DE AGUIRRE
FRANCISCO JAVIER PEÑA PÉREZ
EDUARDO MANZANO MORENO
ERNESTO PASTOR DÍAZ DE GARAYO
HENRIKE KNÖRR BORRÁS

RESUMEN:
A raíz de los acontecimientos políticomilitares de la primera mitad del siglo VIII, en el espacio Bureba - Rioja, corredor que tradicionalmente ha comunicado el Valle del Ebro con el noroeste peninsular, se erigió una frontera que perduraría durante aproximadamente tres siglos. Esta frontera política, que dividiría primero el Reino de Asturias de al-Andalus, y después Castilla de Navarra, tendría también implicaciones y manifestaciones culturales, religiosas y étnicas, y es apreciable no sólo a partir de la fragmentada cronística y diplomática del periodo, sino también gracias a diversos registros onomásticos, sobre todo la toponimia. Así se resalta la importancia que tuvieron los oscuros acontecimientos del siglo VIII incluso en zonas que pronto se quedarían excluidas de, o periféricas a, al-Andalus, y muchos aspectos de la posterior historia de Castilla y de Álava, de Navarra y de la Rioja sólo se entienden con referencia a un periodo que daría origen, por ejemplo, a la onomástica semítica que se observa después en Castilla (y en León) y a la toponimia vasca que abunda en la Sierra de la Demanda.

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