jueves, 28 de junio de 2007

Romualdo Chávarri, carranzano, indiano y masón




Don Romualdo Chávarri y de la Herrera nació en el barrio carranzano de Biañez en el año 1819. Estudió en Madrid y con 23 años emigró a Puerto Rico, donde comenzó trabajando como dependiente de mercería, haciéndose, años más tarde, dueño del negocio, y acumulando un importantísimo capital. Para darnos cuenta de la relevancia económica de sus negocios, se puede consultar la lista de contribuyentes, dedicados a la mercería, durante el año 1870, en San Juan de Puerto Rico, y veremos cómo, por lo menos, cuadruplica las aportaciones de los contribuyentes más próximos, manteniéndose mucho más alejado de la mayoría.
En el año 1874, con 55 años, regresa a España y se instala en Madrid, donde gracias a oportunas inversiones bursatiles logra incrementar su patrimonio de forma considerable.
Será en la decada de los ochenta del XIX cuando el personaje vuelva a su pueblo natal, al que realizará importantes aportaciones. Construye una nueva iglesia en Biañez, bajo la advocación de San Andrés, así como un nuevo cementerio y otras obras menores. Acomete la traida de aguas al barrio que le vió nacer y traza la carretera que une el pueblo con la general de Bilbao a Carranza, y gracias a la aportación que hizo para la construcción del ferrocarril Bilbao-Santander, nada menos que diez millones de pesetas de la época, el tren pasa hoy por el pueblo encartado.
Pero la obra que más me interesa resaltar aquí es la de su propio mausoleo. Como ya he dicho, levantó para el pueblo una nueva iglesia y cementerio. Seguramente, la razón de estas importantes obras, era que se estaba reservando para sí y su familia un grandioso panteón familiar, la antigua iglesia de San Andrés de Biañez, y es que la primitiva iglesia quedó incluida, con la reforma, dentro del nuevo cementerio, y aunque ya no estaban permitidos los enterramientos dentro de las mismas, decidió, para solventar este contratiempo, la construcción de una cripta justo debajo del altar del primitivo templo. De esta forma, la iglesia se convierte en su privilegiado panteón familar. Don Romualdo falleció en 1899 y allí reposa, en sencillo sepulcro.
Puede parecer algo extravagante y pretencioso una obra de estas proporciones, sin embargo, estas características no parecen coincidir con la personalidad de D. Romualdo, hombre sencillo y austero, que ni siquiera se edificó un palacete, tan en boga entre los enrriquecidos indianos de la época, como residencia familiar, vivendo en casas más o menos modestas, tanto en Madrid como durante sus estancias en Carranza. Debemos pues pensar que fueron otros los motivos que indujeron a Chávarri para la construcción de este fastuoso mausoleo, razones que quizás debamos relacionar con las fuertes convicciones religiosas y humanistas del personaje, que como se ha desmotrado recientemente pertenecía a la masonería.
Y como prueba de ello, nada mejor que el pedestal que sustenta una de las dos estatuas que se erigieron en su memoria, en el año 1902, para su colocación en las escuelas que él había patrocinado. La pieza es obra del escultor catalán Josep Monserrat Portella, y guarda parecido con la que de Trueba lucimos los bilbainos en los Jardines de Albia. Pues bien, el pedestal presenta en tres de sus caras clara simbología masónica, quedando la principal como testigo de las obras que en el pueblo realizó. Curiosamente, el pedestal estaba desaparecido, y ha aparecido recientemente, durante las excavaciones que se realizaron en el entorno de la primitiva iglesia de San Andrés de Biañez, que hoy se utiliza como museo histórico del valle de Carranza.
Para los curiosos, aficionados y entendidos en el mundo de la simbología masónica, aquí os he dejado unas fotos de las tres caras relevantes del pedestal, así como de la estatua de Don Romualdo.

lunes, 25 de junio de 2007

Símbolo esotérico y la Religión de San Juan de Jerusalén

Terminaba el anterior artículo haciendo referencia al símbolo que aparece en Otero de Bodas, vinculado a la marca de herradura que legendariamente habría dejado Santiago Matamoros, y que yo interpretaba como un pez.

Pues bien, dentro de la misma comarca de la Carballeda encontramos otra vez el mismo símbolo. Ahora es en Carbajales de la Encomienda, aunque su ubicación y tamaño es, en esta ocasión, bastante diferente. El grabado no se haya sobre una piedra en el monte, sino formando parte de un epígrafe que aparece sobre uno de los sillares de una de las casas del pueblo, con un claro significado medieval, aunque presente bastantes anomalías, como la fecha con numeración arábiga.
Si nos fijamos sobre la “D”, por encima de la letra, veremos que se vuelve a repetir el dibujo de lo que aparenta ser un pez con el cuerpo arqueado.
Aunque soy un completo ignorante sobre epigrafía, tengo la sensación de que la piedra ha podido ser escrita en diferentes épocas, y en este sentido me parece que tanto la “D” como la “P” corresponden a un momento diferente que el resto de las letras y números. Pero esto es sólo una impresión de profano.
Por otro lado, he podido recoger el testimonio que nos da sobre este signo Juan G. Atienza en su libro “Los enclaves templarios”. El autor hace referencia a una especie de amuleto o colgante que dicen posee un vecino del pueblo leonés de Turienzo de los Caballeros: “Cuentan igualmente de un vecino del pueblo que tiene un colgante que encontró en el torreón y que tuvo que pertenecer necesariamente al Temple. Objeto de forma extraña y, al parecer, simbólica, que aseguran ser de titanio.”
Y el autor nos hace un dibujo con la forma del mismo, que copio aquí.
La coincidencia de este símbolo en los tres pueblos tiene además otra particularidad, y es que, tanto Otero de Bodas como Carbajales de la Encomienda, están documentados como villas pertenecientes a la Orden de San Juan de Jerusalen. En el caso de Turienzo de los Caballeros, parece que si bien es general la creencia de su pertenencia a los templarios o sanjuanistas, parece que no hay referencias documentales que lo prueben, según he podido rastrear por la red. Así que tengo que dejar el dato en la duda.
Para nuevos datos sobre Turienzo de los Caballeros y su relación con los hospitalarios pincha aquí.

viernes, 22 de junio de 2007

Petroglifos con forma de herradura


Es realtivamente frecuente encontrar, en los distintos pueblos de las comarcas zamoranas de Sanabria y Carballeda, grabados rupestres con forma de herradura.
Por lo que he podido leer, este tipo de petroglifos son también bastante habituales en otras zonas gallegas y leonesas. Parece que la gran mayoría de expertos coinciden en datarlos en épocas historicas, y se tiende a considerarlos como marcadores territoriales de época medieval. Ciertamente, en el caso que más conozco, el de Carbajales de la Encomienda, la marca de herradura, que aparece sobre El Sierro y junto a varias cazoletas, se corresponde con una leyenda que atribuye a Santiago un prodigioso salto desde allí hasta Fuentegrande-de monte a fonte-para enfrentarse a los sarracenos, a los que evidentemente derrotó de forma irremisible.
La linea que se dibuja con el salto del santo coincide bastante bien con la frontera que separa en la actualidad Carbajales de Rioconejos, el pueblo vecino. Todo esto parece corroborar las teorías que mantienen un carácter medieval para este tipo de representaciones sobre piedras con forma de herradura.
Sin embargo, parece que, al menos el signo, tiene un origen bastante anterior. Y es que D. Santiago Carretero Vaquero, en su estudio sobre al cerámica del campamento romano del Ala II Flavia en Petavonium, nos informa sobre la existencia, dentro de la cerámica de tradición astur, de unos motivos ornamentales con forma de herradura, que parece atribuir al siglo I de nuestra era:
Tipo E.V: decoración de herraduras o lúnulas
Es un tipo ornamental excasamente representado -sólo 4 fragmentos- y tiene como común denominador la presencia de unos elementos ultrasemicirculares dispuestos de manera aislada, en posición tanto horizontal como vertical, que adquieren una fisonomía más parecida a la de una herradura que a la de un cuarto creciente lunar. Aparece siempre asociado a hileras horizontales u oblicuas de mamelones o perlas de distinto tamaño y, por lo demás, el resto de los componentes que pueden compartir el espacio decorativo varían notablemente, de tal manera que cada fragmento recuperado, cuya superficie conserva la suficiente entidad para apreciar su composición, puede decirse que posee un esquema decorativo diferente.

Carretero Vaquero, Santiago. El campamento romano del Ala II Flavia en Rosinos de Vidriales (Zamora). La cerámica. Zamora, 2000
Me da la impresión que, con este testimonio arqueológico, se hace dificil creer en el origen medieval de estos petroglifos. Se me ocurre pensar que, en época medieval, tal vez se reutilizaron estos signos, que podían haber perdido su significado primitivo, como delimitadores territoriales señoriales.
Pero quizás también se podría pensar en una continuidad temporal, desde tiempos protohistóricos, de algunos limites territoriales que terminaron plasmándose en fronteras entre las distintas villas medievales que surgieron del periodo tardorromano.
En este sentido, puede resultar esclarecedor observar cómo un símbolo, que nada tiene que ver con una herradura, sirve como sustento de la misma leyenda de Santiago Matamoros, saltando también de monte a fuente, en el pueblo zamorano de Otero de Bodas.
Sobre el misterioso símbolo, con forma de pez en mi opinión, que podeis observar en la fotografía de la página de Otero de Bodas, y que aparece también en algún otro pueblo de La Carballeda, en un contexto totalmente diferente, y del que tengo noticias también en otro pueblo leonés, intentaré escribir un próximo artículo.

sábado, 16 de junio de 2007

¡Bilbainos, nuestra gloria histórica está en juego!

Después de una semana en que las banderas del Athletic no han dejado de ondear en bares y distintos establecimientos comerciales de Bilbao dando apoyo al equipo de la villa, que se juega mañana su permanencia en primera división despues de 109 años de historia, leo hoy en EL CORREO las declaraciones de Mané, el entrenador del Athletic de Bilbao, en las que dice que mañana “nos jugamos nuestra gloria histórica”. Y la verdad es que no le falta razón al técnico balmasedano, y es que, aunque la gloria del athletic por estas tierras no depende mucho de sus grandes éxitos, que los tiene, sino de algo más íntimo y personal que nos hace sentirnos a todos los bilbainos parte de este equipo legendario, aunque de fútbol sólo sepamos que se juega con pantalón corto y balón redondo, nuestra gloria, como bilbainos, está en juego.
Y en esta tesitura a uno le da por pensar sobre el carácter casi religioso que el equipo de fútbol tiene en la capital vizcaína. Y es que ya lo dice el himno de Timoteo Urrengoetxea:
Tiene Bilbao
un gran tesoro
que adora y mima
con gran pasión.
Además, por otra parte, tengamos en cuenta que el equipo no juega en un campo de fútbol cualquiera, sino en La Catedral, bajo la advocación de San Mamés, y que todos los años se acoge bajo la protección de la Amatxo de Begoña, a la que, como acabo de oir en la radio, se encomienda nuestro alcalde para la salvación del equipo. Y es que la situación por la que pasamos no es para menos.
Pero no terminan aquí las connotaciones sagradas del Athletic, y es que, no contento con jugar en La Catedral, la otra, la de los rezos, bueno..., rezos me parece que se hacen en las dos. Digamos La Catedral del Obispo. Bien, ¡pues ésta también es del Athletic!, ¡como lo oyen!. La razón que me permite hacer esta afirmación es que la Catedral de Santiago tiene pintado sobre su fábrica, como se puede "intuir" en la foto (siento no disponer de nada mejor), para la posteridad, en el interior de la iglesia, a la derecha del altar, el escudo del equipo de fútbol bilbaino.
Osea que por falta de bendiciones no será...
En fin, esperemos que aunque no podamos cantar glorias este año, al menos, podamos mañana cantar aleluyas.
¡AUPA ATHLETIC!

jueves, 14 de junio de 2007

¿Es ésto un escudo?

La piedra que aparece en la foto se encuentra insertada en una casa, de reciente construcción, en el municipio cántabro de Castro Urdiales. Uno de los dibujos, el de la izquierda, es bien conocido, ya que es un elemento ornamental frecuente, pero el otro es más extraño. ¿Podría tratarse de un rudimentario escudo en cuya orla se dibuja un alfiler?

Veamos la foto dándole la vuelta. En mi opinión, la piedra está colocada boca abajo. Hay que tener en cuenta que, al verla girada 180º, los salientes parecen huecos y viceversa, ya que esperamos una iluminación cenital.Se aceptan propuestas. ¿Qué veis vosotros?

miércoles, 6 de junio de 2007

La versatilidad de Pachelbel

Un amigo me ha mandado por e-mail un link a este vídeo, en el cual se ve como un bajo ostinato típicamente barroco puede ser utilizado (no sabemos si conscientemente o no) en distintos géneros músicales, y no precisamente "clásicos". Esto nos hace plantearnos varias cosas:

  • ¿Músicalmente está todo inventado y por eso los nuevos compositores deben recurrir a antiguos recursos e incluso copiarlos en un intento de renovar melodias olvidadas?
  • ¿La composición músical tiene solamente unos caminos posibles, y eso hace que los motivos musicales se repitan a lo largo de la historia?
  • ¿Pachelbel se ha reencarnado en los creadores de estas canciones?

Que cada uno vea el video y saque sus propias conclusiones...

sábado, 2 de junio de 2007

D. Diego de Haedo, ¿el arzobispo que pagó el rescate de D. Miguel de Cervantes?

Visitando esta mañana el museo que, sobre la historia del Valle de Carranza (Bizkaia), se aloja en la antigua iglesia de San Andrés de Biañez del citado valle, he podido leer cómo se atribuye a D. Diego de Haedo, natural de San Miguel de Haedo (Carranza), arzobispo de Palermo y también virrey y capitán general de Sicilia, el pago de los 500 ducados que se abonaron por la liberación de D. Miguel de Cervantes de su prisión en Argel.
Buscando más información sobre tal hecho, no encuentro nada parecido sino, por el contrario, unas detalladas cuentas, redactadas en el XIX, de cómo fray Juan Gil (apellido típicamente carranzano) y fray Antón de la Bella reunieron el dinero del rescate, sin que por parte alguna aparezca el nombre del arzobispo que nos ocupa. Asimismo, se puede consultar el acta notarial del rescate.
Por otro lado, parece que, como tambien nos informan en el citado museo, nuestro arzobispo figura como el escritor que nos legó la mejor información que tenemos sobre el cautiverio de Cervantes. Se trata del libro titulado ''Topografía e historia general de Argel '' (Valladolid, 1612), obra publicada por el sobrino homónimo del Obispo de Palermo, D. Diego de Haedo, Abad del Monasterio de Frómista (Palencia), quien atribuye a su tío la redacción fundamental del texto.
No obstante, parece que tampoco este hecho es considerado como verdadero por los expertos, y así se nos comenta en este texto donde se atribuye a Antonio de Sosa, compañero de prision del Manco de Lepanto, la autoria del mismo:
“Otra biografía arquetípica que dio lugar a uno de los más importantes libros castellanos sobre el Magreb sería la del autor de la Topographia e historia general de Argel (Valladolid, 1612), dada a la imprenta por fray Diego de Haedo, abad de Frómista (Palencia). Hay dos personajes que llevan esta apellido, tío y sobrino, el abad de Frómista y su homónimo Diego de Haedo, arzobispo de Palermo y presidente y capitán general de Sicilia. El arzobispo Haedo habría obtenido infromaciones de cautivos rescatados de Argel y habría pasado a su sobrino aquellos apuntes que sirvieron de base a la redacción del amplísimo trabajo que es la Topografía...; esa fue la versión admitida tradicionalmente, la autoría de dos personas que nunda habían estado en la capital de la Berbería. Tras un estudio pormenorizado de G. Camamis, sin embargo, parece claro que ni tío ni sobrino pudieron llevar a cabo aquel trabajo, y que la obra fue redactada por un cautivo que estuvo en Argel entre 1578 y 1581, "fechas entre las cuales tiene lugar la inmensa mayoría de acontecimientos narrados en los cinco libros de la obra" (G. Camamis, Estudios sobre el cautiverio en el siglo de oro, Madrid, Gredos, 1977, p. 132.). Aquel cautivo no sería otro que Antonio de Sosa, compañero de cautiverio de Cervantes y del que casi nada se sabe de su vida anterior y posterior al cautiverio; llegado a Argel con otras doscientas noventa personas cautivas de la galera San Pablo de la orden de Malta, coincidió con Cervantes en Argel tres años y ocho meses y aún seguía en el cautiverio cuando Cervantes fue rescatado por fray Juan Gil en el otoño de 1580 (Ver, además de Camamis cit., la Información... hecha a petición del propio Cervantes, con testigos compañeros suyos de cautiverio, transcrita por Pedro Torres Lanzas y publicada por José Esteban editor, Madrid, 1981, pp. 155-166). El texto, terminado por el cuidadoso doctor Sosa, llegaría a poder del arzobispo Haedo de Palermo; su sobrino homónimo, sin duda a la muerte de Sosa, llevaría consigo el manuscrito a España en 1599 --la última fecha de la Topografía... corresponde a 1596--, en 1604 ya tenía licencia para publicarlo pero esperaría hasta después de la muerte de su tío el arzobispo, en 1608, para llevar a cabo esta edición, en la que asocia su nombre y el de su tío como coautores. "El destino ha sido muy injusto con el doctor Sosa", concluye Camamis (op. cit. p. 149), al robarle "el fruto de sus largas pesquisas y desvelos literarios". El silencio de Cervantes, que sin duda conoció la obra publicada cuatro años antes de su muerte, también parece extraño y Camamis lo achaca al respeto que despertaba la figura del arzobispo Haedo, para quien su sobrino reclamaba la autoría después de muerto.”
E incluso otros atribuyen el texto al mismo D. Miguel:
“Así que tenemos dos posibles autores, y sólo dos, de esta obra anónima publicada por Haedo: Antonio de Sosa y Miguel de Cervantes. Sea cual sea el que escojamos, nos queda el mismo problema: la publicación de la obra por Haedo bajo su propio nombre. Haedo no sólo le dio unos retoques, sino que publicó como suyo, al parecer a sabiendas, una obra escrita por otro. La obra apareció con un nombre de autor falso. Es un hecho en que están conformes todos los que han examinado la obra en este siglo. Así que el no publicarla Cervantes con su nombre no es un argumento en contra de ser Cervantes su autor, pues el problema es el mismo con Sosa. (¿Por qué no la publicó Sosa con su nombre? O si Sosa había fallecido, algo que no nos consta, ¿por qué no honró Haedo la portada con el nombre de Sosa?) Se trata de una obra no publicada por su autor.”
También don J.R. Iturriza y Zabala lo cita entre los varones ilustres del valle y le atribuye unos hechos que voy a poner en duda yo mismo:
“El ilustrísimo señor Don Diego de Haedo, Arzobispo de Palermo en Sizilia, donde falleció el año de 1608; el cual fue varón de mucha virtud y santidad , y cuando se sumergió la lengüeta de la Plaza de Túnez, que había construido la ciudad para recibir a su Monarca, quedó sobre las aguas echando bendiciones a la gente que perecía.”
Lo que nadie pone en duda es la fundación del Colegio Seminario, con la advocación de San Lorenzo, que existió, y del que se conservan sus potentes paredes, en el pueblo que le vió nacer, así como la casa palacio que en el mismo lugar mandó construir a sus expensas.
Y estas son las cosas que sobre el ilustre arzobispo he podido averiguar, quedándome la duda sobre la posibilidad de que existan datos que permitan afirmar que D. Diego de Ahedo pusiera el dinero del rescate del manco genial. Por lo que si alguien que lea estas lineas posee dicha información, le agardecería que me la proporcionara.