jueves, 31 de enero de 2008

Palea, el primer juglar del Reino de León

Hurgando entre algunos documentos medievales, me encuentro con la presencia, entre los confirmantes de uno de ellos, de un individuo llamado Palea, de curioso oficio, “joculator”, es decir, juglar. Picado por la curiosidad ante la declaración de tan inusual profesión entre los confirmantes medievales, indago sobre el personaje en cuestión y me encuentro, no sin sorpresa, con esta alusión que, sobre él mismo, hace don Ramón Menéndez Pidal en su libro “Poesía juglaresca y juglares”, del año 1927:

Desde la noticia del mimo que divertía al rey Mirón de Galicia en el siglo VI, no volvemos a encontrar memoria alguna de juglares palaciegos hasta muy entrado el siglo XII.
En la corte de Alfonso VII el Emperador, figura un juglar llamado Palla, tenido en tanta consideración que al lado de los condes, obispos y ricos hombres, confirma el Fuero de los Francos de Toledo, otrogado en Burgos a 24 de abril de 1136; en este diploma, en la cuarta columna de confirmantes, aparece el último de todos: “Pallea juglar, confirmat”. Era Palla un burgués compostelano que había vendido un solar en la Rúa Nueva de Santiago al canónigo don Pelayo Crescóniz, según éste declara en su testamento del año 1149, y tenía importancia social considerable cuando el arzobispo don Pelayo Camundo, en 1154, nombra sus testamentarios al Obispo de Mondoñedo, al Deán, al Chantre, al Arcediano de la Catedral compostelana y a “Palea, domini Imperatoris joculator”. Palla no era, pues, un bufón despreciable; el arte desconocido que ejercía en la corte era, sin duda, una primitiva poesía gallega, hoy perdida, pues la presencia de Palla en el séquito del Emperador no puede ser mirada sino como idéntica a la de tantos juglares-poetas naturales de Galicia que en las cortes de san Fernando y de Alfonso X hicieron florecer los cantares de amigo y las cántigas de amor o de maldizer. Si Berceo, en vez de poeta se llama todavía juglar, bien podemos suponer que Palla, un siglo más antiguo, indicaba en su título de juglar a dignidad de poeta, ya que seguramente su juglaría no le hacía abyecto como un histrión.”


Por lo que deduzco de lo anterior, Menéndez Pidal no estaba informado del documento con el que me he topado yo, ya que de haberlo conocido, nos podría haber aportado sobre el juglar algún dato más de su vida. Y es que, según nos informa el diploma citado, fechado en el año 1151, el tal Palea hubo de tener, al menos, una hija, ya que el documento nos proporciona el nombre de su marido, un magnate con posesiones en La Carballeda (Zamora), hombre de criazón del rey Alfonso VII y de su esposa doña Berenguela, llamado Miguel Pérez.
Reza así en la carta: “Palea, joculator, socer Michael Petriz, confirmat”

miércoles, 16 de enero de 2008

Epígrafe en Lanseros (Zamora)


Mi lectura sería:
In loito Zin es II LL cAz n fc
In loito podría interpretarse como "en luto" acudiendo al gallego actual. Zin he podido encontrarlo como apellido en Sudamérica, aunque desconozco su origen.
Del resto no poseo ninguna hipótesis.
Se aceptan todo tipo de sugerencias. ¿Tú qué lees?

sábado, 12 de enero de 2008

Descubierto campamento militar romano en Valderejo (Álava)

Comentaba, en el artículo dedicado a la batalla de Andagoste, el enorme potencial arqueológico de la zona inmediata a la divisoria de aguas entre la cantábrica Bizkaia y el Ebro, sobretodo en su vertiente sur. Pues bien, en aquel momento, no estaba informado de otro interesantísimo descubrimiento que se ha producido recientemente.
Se trata de los restos de un “castra aestiva”, campamento militar romano de carácter temporal, localizado en el pintoresco valle de Valderejo, concretamente en Lahoz. Parece, según la opinión de los arqueólogos, que se podría relacionar con las guerras civiles entre Julio César y Pompeyo, datándose entre los años 49 a 45 a.c., y que podría haber servido de refugio a alguna cohorte que participara en el litigio.
Parece que, para saber más, tendremos que esperar a un futuro II congreso sobre arqueología militar romana en Hispania, que todavía no tiene fecha de celebración. Hasta entonces, os podeis informar un poco más en el artículo que publicó El Correo en septiembre, con foto de la localización del campamento incluida.

lunes, 7 de enero de 2008

La música barroca (I)

Orígenes del barroco

El barroco musical se desarrolla entre los años 1600 y 1750-80. Este estilo surge del renacimiento, causando grandes cambios en la teoría de la música y del arte en general. En el renacimiento, el hombre era un retrato de Dios, y por lo tanto se tomaba al hombre como medida de todas las cosas y como modelo de la belleza absoluta. Por ello, la música sufre en este periodo una humanización, predominando la idea de una concepción vocal en todo tipo de música, ya que deber ser un arte parecido al hombre y a la altura del hombre, capaz de mostrar al oyente la belleza divina. En el barroco estas ideas cambiaron en cierto modo. El hombre sigue teniendo importancia en el mundo, pero ya no es debido a su parentesco con Dios, si no a que cada individuo es un ser sensible y soñador, con ideas y fantasias propias. De todas formas, el barroco, aparte del pensamiento de cada persona, se ve muy influenciado por el racionalismo que reinaba en la época. Aunque a veces este estilo de música parece enrevesado y desordenado, debido al numero de voces e instrumentos, está ordenado racionalmente y siguiendo una simblología numérica. El bajo continuo típico de esta época (explicaremos qué es el bajo continuo más adelante) es uno de los ejemplos más claros de este racionalismo, ya que es el elemento por medio del cual la armonía de la obra se ordena, convirtiendose así en la base de la música.

Por lo tanto, como hemos podido ver, hay una ruptura ideológica con la corriente renacentista anterior. El artista ya no va a imitar la naturaleza, sino que por medio de su trabajo va a intentar delimitar sus fronteras: el estilo barroco es artificial, diferenciando de este modo los objetos naturales y los no naturales. El barroco es totalmente teatral, ya que lo que el artista busca no es imitar la naturaleza para conseguir plasmar la belleza suprema, sino que trata de buscar la belleza que removerá los sentimientos del ser humano. De todas formas, hay que recordar que el barroco no fue un estilo homogeneo en toda Europa. En cada país, y muchas veces en cada región de cada país, se desarrollo un barroco propio, en cierto sentido “nacional”, siempre según los artistas y la cultura musical de la zona. Esto se aprecia claramente al comparar las obras de distintos músicos como pueden ser, J.S. Bach, Vivaldi o Rameau.




Si hubo un cambio en el pensamiento, es evidente que tambíen lo hubo en la forma de escribir música. El cambio más grande lo encontramos en el sistema musical. Hasta ahora, el renacimiento habia utilizado el sistema modal o la llamada “teoria del ethos”heredada de la Grecia clásica y la Edad Media. Esta teoria o sistema constaba de 8 modos o escalas distintas, y cada una de ellas tenia un efecto distinto sobre el alma humana (ethos). El barroco redujo la cifra de 8 modos a 2, quedandose solamente con los modos hoy conocidos como mayor y menor, y fundando así el sistema tonal, ya que los tonos se desarrollaban sobre estos dos modos, dando prioridad al tono por encima del modo. Resumiendo, podríamos decir que si en el renacimiento habia 8 formas de ordenar las notas en la escala, el barroco las redujo a 2. Aún asi, los músicos barrocos siguieron teniendo en cuenta la teoria del ethos, y en algunas ocasiones se salian de los modos establecidos para introducir reminiscencias del antiguo sistema.

El bajo continuo es una de las características más importantes del barroco. Este bajo aparece en todas las partituras barrocas, ya que sobre este se estructura la música. El bajo marca la armonía de la composición, y sobre ésta, el resto de voces o instrumentos tocan las notas que faltan en el acorde para poder identificar el modo y el tono. Esta parte de la partitura la interpretan instrumentos bajos (cello, contrabajo, fagot...) y también el laud, el órgano o el clavicembalo. En el caso de estos tres últimos, también tocan las notas que faltan, para remarcar la armonía y que no haya dudas. Se puede decir que el bajo continuo es la columna vertebral de la música barroca, y que gracias a éste sabemos como quiere sonar la música.

Otro elemento identificador del barroco es el principio concertante. Según éste, si hay suficientes voces que determinen la armonía, otra voz puede hacer una melodia independiente y la armonía no se perderá. La melodía se desarrollará ampliamente en esta época, debido al gusto por la variación y el adorno de las melodías. Quiero dejar claro que no hay que confundir el principio concertante con el concierto, aunque esten intimamente ligados, ya que supuso la invención de la forma concierto. Este principio acarreó también la creación de la ópera, una invención muy importante del barroco, y de esta forma en un siguiente articulo analizaré las formas musicales de este estilo.

miércoles, 2 de enero de 2008

Hallazgo de nuevas ferrerías de monte en Galdakao

Hasta el siglo XIII, probablemente hasta el XV en el Pais Vasco, cuando se imponen las ferrerías hidráulicas, el hierro se obtenía por reducción del mineral en unas ferrerías conocidas como de monte o “haizeolas” en euskera.
Estos ingenios eran relativamente sencillos. Consistían en una construcción cilíndrica de piedra, hundida en parte bajo tierra, con una hendidura de drenaje en uno de sus laterales, y con distintos orificios por donde insuflar aire para avivar la combustión. En su interior se mezclaba el mineral con carbón vegetal, y mediante su combustión se obtenía el mineral, fluyendo por la hendidura las escorias. El hierro así obtenido necesitará de posteriores fundiciones para su refinado.
Este sistema, seguramente muy similar al empleado por las primeras culturas del hierro, requería de un mineral de gran pureza, asi como de ingentes cantidades de carbón, y aun así, la escoria era muy abundante, ya que guardaba todavía un alto contenido en hierro. De esta forma, resulta relativamente fácil, hoy en día, localizar los lugares donde se ubicaban algunas, pues las escorias se han conservado en muchas de ellas, sobretodo en las zonas altas, hasta nuestros días.
En base a estos acúmulos de escoria, conocidos como “zepadis” en el Pais Vasco, se han realizado diversos inventarios de “haizeolas”, e incluso se han excavado arqueológicamente algunas, como las de Oiola en Trapagaran. Sin embargo, hasta ahora, no se habían encontrado con las dimensiones de las encontradas en Galdakao. De ahí el interés de la noticia que he podido leer en El Correo, sobre el hallazgo de la estructura de cinco hornos de antiguas ferrerías de monte en Galdakao.
Para una información más completa, se puede leer la reseña que da el propio ayuntamiento de Galdakao.