lunes, 31 de marzo de 2008

Encuesta sobre utilidad del blog

Han pasado tres meses y ha concluído la encuesta sobre la utilidad que brinda este blog a sus amables visitantes.
En primer lugar, quisiera agradecer a todos los que se han molestado en contestar a la encuesta su participación.
El resultado ha sido el siguiente:

¿Te ha resultado útil este blog en cuanto a la información que buscabas?

Muy útil 28 (68%)

Poco útil 2 (4%)

Nada útil 11 (26%)


El número de visitas únicas en estos tres meses ha sido de unos 3.800 internautas, por lo que el nivel de participación ha sido del 1%, aproximadamente.
Pero vayamos al contenido. Parece que el blog ha sido de interés para una gran mayoría de los usuarios que han votado en la encuesta, lo cual, por otra parte, puede parece predecible, ya que, normalmente, aquel que cae por error en un lugar que no es de su interés, no se entretiene en contestar encuestas en el susodicho portal.
En esta linea, no me imagino a alguien que entra por error al blog buscando información trigonométrica (por lo del ángulo), votando en la encuesta. Supongo que lo más normal sería salir rebotado al ver el contenido y darse cuenta que el sentido que se da aquí al ángulo es algo más poético que el de su interés.
Tampoco creo que hayan participado en la encuesta aquellos que han entrado buscando información sobre la edad de Elvira Fernández (la mujer de Rajoy), y se han encontrado con una dama medieval homónima de la que ellos pretendían.
En definitiva, que no sé muy bien cómo valorar estos votos de “poco o nada útil”. Creo que seguramente se deben, no tanto a un error de interpretación de San Google, que les ha conducido erroneamente a nuestro blog, como a una discrepancia con el contenido de la página, y en tal caso, hubiera agradecido a los dilectos votantes nos lo hubieran hecho saber a través de los comentarios en los artículos. En cualquier caso, les agradezco igualmente su participación y el interés que se han tomado por el blog.
Realmente no era tanto mi interés conocer la utilidad del blog, como valorar el nivel de participación que podía provocar, y en este sentido estoy satisfecho, aunque no me esperara tantos votos de “inutilidad”, que me ponen muy triste.
Pero a rey muerto rey puesto, así que a ésta pregunta seguirá otra, sobre la relación entre historia y nacionalismo.
Os agradezco vuestra participación por adelantado.

sábado, 29 de marzo de 2008

Excellent Blog Award


Nuevamente, Victor Vela de Historiantes, nos nomina en un meme, esta vez en el Excellent Blog Award. Muchas gracias Victor.
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Nos toca ahora nominar a otros cinco blogs que nos parezcan de interés. Esta vez centraré mi interés en un grupo de blogs sobre la historia del reino de León y sus tradiciones. Añado otros dos que he agregado recientemente a mis favoritos. Ahí va la lista:







Ahora les toca a los elegidos seguir la cadena, y nominar cada uno a otros cinco blogs. Que ustedes nominen bien.

jueves, 27 de marzo de 2008

Rebolledo de la Torre



Iglesia románica de Rebolledo de la Torre



Juan de Piasca firma la obra bajo esta ventana




Interior de la ventana-Adán y Eva en el Paraiso



El avaro





Combate de caballeros
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martes, 18 de marzo de 2008

Nuevo maestre de la Orden de San Juan de Jerusalén

Me entero hoy, por la prensa, de la perseverancia, todavía al día de hoy, de la la orden militar de San Juan de Jerusalén, según la noticia la única orden militar existente al día de hoy, y al parecer gozando todavía de gran vitalidad, con unos 12500 miembros, aunque sus funciones, afortunadamente, se hayan restringido únicamente a labores de asistencia hospitalaria, haciendo honor a sus orígenes, pues como Caballeros Hospitalarios son conocidos en la más antigua documentación medieval que les hace referencia. En este sentido, su actividad parece considerable, según nos cuenta Iñigo Domínguez en su artículo del Correo: “Trabaja en 120 países, con hospitales, ambulatorios y servicios de atención a ancianos y discapacitados. También tiene una organización de emergencias, Malteser International, que a veces se ve con su banderita en catástrofes o conflictos armados. En total, 80.000 voluntarios y 13.000 empleados.”
El motivo de su aparición en prensa, es el de la elección de nuevo maestre para la orden, honor que ha recaido en el británico Matthew Festing, que viene a continuar la labor del también británico Andrew Bertie, recientemente fallecido.
En el artículo de prensa se incide en el carácter elitista de la orden que, aunque haya abandonado su vocación aristocrática, sigue manteniendo fuertes barreras restrictivas para la admisión de nuevos miembros.
En uno de los articulos relacionados con la noticia, se nos habla de algunas curiosidades sobre la orden, y me entero del origen del emblema característico de la orden, la Cruz de Malta, asunto al que dediqué un artículo, y parece que tiene su origen en la ciudad italiana de Amalfi, de la que los Hospitalarios tomaron su estrella de ocho puntas.

jueves, 13 de marzo de 2008

RESEÑA DE BILBAO Y DE SU VIDA SOCIAL EN 1775


El siguiente escrito corresponde al capitulo XIV del libro segundo del tomo VI de la obra de Estanislao Labayru, “Compendio de la historia de Bizcaya”. En él, el autor, nos da una amplia relación de los vecinos de la villa, así como detalles de la vida que en ella se hacía, en aquel año de 1775. Pasaré por alto algunos de los párrafos, repletos de nombres de vecinos y sus oficios, deteniéndome en aquellos que me parecen de mayor curiosidad para el conocimiento de los usos y costumbres en nuestra querida villa de Bilbao, en aquellos tiempos.


"RESEÑA DE BILBAO Y DE SU VIDA SOCIAL EN 1775


Un asturiano que visitó Bilbao en 1775, escribió en el año siguiente un libro dedicado al conde de Alcolea, que se conserva manuscrito, firmado con el pseudónimo de Peter de Fable, por el cual venimos en conocimiento de la población y del estado social de esta villa.
La primera calle de las siete era la Somera, en la mano derecha, entrando por la Ribera, ocupada en sus terceros y cuartos pisos, pues los primeros y segundos se dedicaban a almacenes y comerciantes, por las familias de los Eguias, Azuela y Larragoiti, Iturberoaga-Monasterio, Bergareche, Manzarraga, Salcedo, Bringas, Ibarrondo y Gorordo. A la conclusión de esta acera tenía su palacio el mayorazgo don Francisco de Zumelzu, y sus viviendas algunos sacerdotes y abogados y los comerciantes Loizaga, Lizarraga y Uriarte.
En frente, en la acera de la izquierda, a la entrada, don Antonio de Zubiaur, cuya casa daba frente por frente a la de los Eguías; en el resto y centro de este lado, entre los tres cantones, habitaban muchos zapateros y había alguna que otra tienda y taberna. Desde el tercer cantón hasta el Portal de la Cárcel o Peso Real, en que concluía la calle, vivían el mayorazgo Juan de Guendica y el comerciante su hermano Nicolás, don Juan de Zubiaur y la viuda de Zugadi, terminando las últimas casuchas ocupadas también por zapateros.
En la calle de la Cruz habitaban el oficial de correos don Silvestre Maneros y don Nicolás Echevarría, que disputaba al ayuntamiento su patronato sobre la iglesia de los jesuítas. Seguía el convento de la Cruz, hoy Instituto Bizcaíno, y la Calzada de Begoña, que tenía ciento cincuenta escalones. (Hoy tiene trescientos quince).
En la calle Ascao habitaban el comisario de marina Mollinedo, el capellán Ibarra y el mayorazgo don Fermín de Larragoiti. El convento de Santa Mónica a continuación, donde se halla la Aduana antigua, y seguía el convento de la Esperanza. Lo demás, habitado por gente de toda clase de oficios.
En Artecalle habitaban tenderos , plateros y entalladores.
En la Tendería, tenderos de ropa, los mercaderes hermanos Corterenas, acaudalados y de buen humor; y en la mano de enfrente, izquierda, el rico don Manuel de Uriarte y la señorita huérfana doña Vicenta de Ansoleaga.
Belosticalle se componía de la casa del mayorazgo don Enrique de Arana, tres comercios y tiendas de varios oficios.
En la Carnicería Vieja dominaban los posaderos, esquiladores, silleros y barberos, siendo el vecino de distinción el exprior del consulado de Bilbao don Marcos Sollano, hombre rico.
Las cargueras y vendedores de grasas, bacalao y aguardiente, ocupaban Barrencalle.
En Barrencalle Barrena moraban en la primera casa , frente a donde estaba el barco de peaje para San Francisco, don Bartolomé de Novia , los alemanes y Arzardui, seguía la casa de don Manuel de Isla, la de don Juan de Gandásegui, la de don Miguel de Saráchaga, y enfrente el antiguo comerciante don Domingo de Recacoechea, terminando la calle en la casa del marqués de Malpica, hoy llamada la Bolsa, y otra que estaba situada en la dirección de la Plazuela de Santiago, hoy calle de la Torre, habitada por varios comerciantes alemanes y don Domingo de Olalde.
En la calle de la Pelota sólo vivía don Juan de Saráchaga.
En la calle de Santa María, llamada así por la imagen colocada sobre la puerta de la casa de Malpica, se hacía notar a su mano izquierda la casa de don José de Josué, en que habitaba la viuda de Santulari, y enfrente don Antonio de Loredo y el patrono del convento de Larrea don Felipe de Larrea, que tenía varias hijas graciosas que cantaban y bailaban a la última moda, y con treinta mil ducados de dote. En el resto de la calle vivían el irlandés Moronati, la rica viuda de Zubiaga, las viudas de Leoz y Luja, don Francisco de Aréchaga, don Ángel de Recacoechea y el comerciante francés don Luis de Cesart.”


Aquí siguen unos parrafos donde se citan los vecinos que moraban en calles como la Merced, calle Nueva, Bidebarrieta, Correo o Arenal, citando en algunos casos su oficio. Sin otro interés. Y sigue:


“En la hoy fonda de Segurola, había una alojería, donde se preparaba una bebida compuesta de agua, miel y especias, a que eran aficionados entonces los bilbaínos, como hoy a la sangría, y en frente la casa del diputado general don Juan de Zaldua que tenía varios hijos.
En la calle del Victor don Joaquín de Landecho y la Viuda de Mazarredo y frente a ellos don Juan de Salazar, en una casa muy vistosa y en otra el comerciante don Ignacio de Ormaeche, que tenía una hija excelente cantadora, adiestrada por el maestro don Lorenzo de Castro, conocido por el mote del Archilado, por el superior primor y destreza con que tañís este instrumento, especie de laud de seis cuerdas. Vivían además en esta travesía del Victor, don Antonio de Sarriá y los hermanos Gonzalo de Ríos.
En la travesía de Jardines, la viuda de Barbachano, una tendera llamada “Chucucu” y don José de Rojas. Seguían Soberrón, Bringas, el mayorazgo Xarabeitia, el comerciante francés Bubillet, Nafarriondo, los mayorazgos Landa y Batiz y el comerciante don Gervasio de Usabel.
En la travesía de la Piedad, después llamada de la Parra, que iba desde la calle del Correo a la Plazuela de Santiago, habitaban el cerero Solaun, el comerciante Ibarra (don Domingo), don Joaquín Mascarna y la viuda de Urbina; en la casa cural don Nicolás de Landazuri y su teniente, y en la misma plazuela se hallaba la farmacia de Altamira, en cuyos pisos altos vivían las damas de Barbachano.
En la calle de la Sombrerería, frente al hoy Instituto, se hallaba la única fuente potable de Bilbao, y en la calle la posada de Tatus, en frente la casa del mayorazgo don José de Goitia y otra en que vivía Llano, el oficial de correo, la viuda de Gacitua y el mayorazgo carranzano don Francisco de Molinar.
En Achuri había una linea de posadas y el convento de la Encarnación.
En la plazuela de Santos Juanes don Domingo Uríbarri y don José de Vitoria, fuerte mayorazgo.
No existía la calle de la Ronda, sino que era una senda, así como la Cinturería y la travesía del matadero, hoy Banco de España.
En Bilbao la Vieja se dedicaban a la venta de hierro, por lo cual había abundantes posadas y los dos conventos de San Francisco y la Merced, y en la barriada de la Naja la casa de don José de Mascarua.
En la derecha de San Nicolás se hallaban lonjas y una lengüeta de tierra con antepecho sobre la ría.
La Sendeja era una fila de casas bajas, en una de las cuales vivía Pedro Catalán, conocido por Petri, hombre de tan buen humor que, aunque forastero, era recibido en las tertulias de la villa.
Las casas no estaban numeradas, se cerraban al anochecer y tenían fuertes aldabones.
Después de la oración se reunían los hombres en varios lugares que sustentaban por una módica mensualidad, en donde conversaban y se divertían. También había tertulias caseras para el bello sexo.
De nueve a nueve y media el retén era general y llamaba la atención el repiqueteo de los aldabonazos.
La afición predilecta era el juego del truco y las meriendas en los chacolíes. Hubo compañía de ópera italiana en el patio de la Casa Consistorial.
El Arenal estaba bien dispuesto con árboles, jardines, enrejados y asientos convenientemente repartidos, y en él tocaba el tamboril los días festivos.
El Campo Volantín tenía una gran cordelería, en la que trabajaban de ochenta a cien empleados y un gran volante (de donde recibió el nombre), para fabricar las jarcias de marina, que llegaron a tener 450 varas de largo.
A la terminación de Campo de Volantín estaba el Campo redondo de la Salve, con un altito con antepecho que llamaban el siete, y desde el cual se divisaba Begoña, por lo que todo paseante rezaba una salve, y de aquí le quedó el nombre al sitio donde hoy está la cervezera de la Salve.
Se corrían novillos diariamente en la plazuela de Santiago. Para ello las reses destinadas al matadero eran conducidas con largas sogas y lidiadas por los aficionados. Debió ser esta afición tan simpática a los bilbaínos, que hasta el cabildo tenía un largo banco adosado a la casa cural de Santiago.”

jueves, 6 de marzo de 2008

La Baja Edad Media en Sanabria y Carballeda


Nos adentramos en el siglo XII. En la zona de nuestro estudio, Sanabria y Carballeda, comienza a surgir documentación más precisa y abundante. Comienza la Baja Edad Media con una situación de hecho en la que podemos distinguir la coexistencia de tres tipos de poder en la zona. Por un lado, nos encontramos con la presencia del monasterio de San Martín de Castañeda, que tras una fase de decadencia durante el siglo anterior, vuelve a adquirir protagonismo, y es el objeto de numerosas donaciones en la comarca. Por otra parte, existe una élite de propietarios locales, que como hemos dicho, han visto fortalecer su situación de privilegio durante los años anteriores y van a basar su poderío en la figura de los concejos municipales. Y por último, aparece un tercer poder, el de las recientemente creadas Ordenes Militares, que desde muy temprano aparecen con posesiones en la zona. Éstas se centran sobretodo, en la zona más abierta a la llanura zamorana de la Carballeda, y corresponden a la Orden de San Juan de Jerusalen, y a los Templarios.
Es muy importante en esta época el apoyo regio que recibe el monasterio de San Martín de Castañeda, y que debe interpretarse desde una doble vertiente. En primer lugar, se produce en estos años la creación, como reino independiente, de Portugal (A.1143). Sanabria y la Carballeda ocupan una posición fronteriza que, a pesar de su marginalidad, debe ser reforzada, ya que es una area de tensión entre ambas formaciones políticas. Este mismo razonamiento nos puede servir para explicar la presencia de las Ordenes Militares en la comarca. Es muy posible que el emperador favorezca el desarrollo tanto de San Martín de Castañeda, como de las Ordenes Militares, con el fin de potenciar su capacidad articuladora del territorio. Al estar estrechamente vinculados a la monarquía leonesa, se convierten en una importante pieza del poder leonés en la zona. Por otro lado, resulta más fácil la sujeción de unos grupos organizados y jerarquizados, que la de una serie de miembros de la aristocracia local, preocupados en defender sus propios intereses.
El indiscutible apoyo de la monarquía al monasterio de San Martín de Castañeda, no significa el enfrentamiento de la monarquia con la creciente élite de la aristocracia comarcal, de la que necesitan su fuerza militar; sino que sólo pretende atemperar su emergente poder.
Esta élite comarcal está compuesta por importantes propietarios, a quienes favorece el poder político, y que están en buena medida vinculados a la actividad militar, cada vez más determinante a la hora de adquirir un "status". Estos propietarios tienen bienes en diversos lugares del valle sobre los que ejercen, sean dueños de propiedades o no, un control social merced a su rango. Es muy significativo observar cómo en donaciones y compraventas realizadas en diversos lugares de Sanabria y Carballeda, pero en fechas cercanas entre si, aparecen repetidamente como confirmantes determinados personajes, algunos de ellos propietarios en otros lugares. La presencia de estas personas se debe o bien a ser propietarios, o bien a su categoria social, que les otorga un control sobre las decisiones de las comunidades y sin cuya aprobación no puede darse validez a ningún negocio jurídico del monasterio. Dentro de esta oligarquía, se establecen relaciones de tipo feudo-vasallático, que fortalecen la identidad del grupo dirigente. Este grupo se asemeja en muchos aspectos a la caballería villana, que se conforma en la extremadura castellano-leonesa en estos siglos. Según Martín Viso su origen se sitúa en esos propietarios que en los siglos X y XI van adquiriendo un poder creciente, y cuya preeminencia habría que basar más en su riqueza, que en su posición social privilegiada, vinculada a las estructuras gentilicias. Asimismo, piensa, que no hay indicios que permitan suponer una procedencia externa de esta aristocracia, sino que surgen como resultado de las propias contradicciones de la sociedad sanabresa.
Por otro lado, existen también propietarios de menor rango, de relevancia local. Serían, o miembros de esa clase de propietarios, que surge en los siglos X y XI, que no han acumulado tanta riqueza, o producto de una evolución posterior de las anquilosadas estructuras gentilicias. No deben ser confundidos con pequeños propietarios locales, sino que ejercen un papel influyente en la vida de las comunidades donde poseen bienes.
En último lugar, tenemos una serie de "boni homines et fideles". Son pequeños propietarios de tierras de ámbito local, pero cuya riqueza es inferior a la de los grupos anteriores. Van cediendo sus propiedades al monasterio, convirtiéndose en dependientes de éste; probablemente están también sometidos a la presión de esa élite comarcal que trata de ampliar sus propiedades o que les impone rentas coactivas. No se debe descartar que sean los componentes de los concilium locales, pero el control de éstos lo ostenta la aristocracia comarcal. Por debajo, podemos determinar una clase de dependientes que trabajan en casales de otros propietarios o del monasterio.
Esta estructura social feudalizada actúa sobre las antiguas realidades sociales. Así, el territorio se convierte en un organismo de tipo administrativo-político con la aparición de la figura del tenente, cuyo cargo es hereditario. En esta función, es ayudado por un lugarteniente, quien ejecuta las órdenes y habita en Puebla de Sanabria, además de ser un miembro del grupo dirigente comarcal. Se consolida un elemento de organización que conjuga, por un lado, el afianzamiento del poder monárquico y, por otro, el poder de la aristocracia dominante en el valle.
El poblamiento se hace más denso y surgen documentalmente la mayor parte de los asentamientos actuales. Es ahora cuando podemos observar a las comunidades que ocupan el fondo del valle. La aportación de población de otras áreas no parece que fuera importante, sino que la dinámica de la sociedad sanabresa explica este fenómeno. Tales comunidades se habrían asentado en épocas anteriores, pero consolidan en este momento su territorialización, fruto de la culminación del proceso sedentarizador y del definitivo triunfo de la dedicación agrícola; es ahora cuando pasan a depender del monasterio de San Martín de Castañeda, o de su respectivo señor. Martín Viso no cree que se produjera una reorganización espacial en el siglo XII que alterara las estructuras anteriores. El poblamiento no varía, sino que evoluciona, a medida que se impone una agricultura sedentarizada , hacia una mayor territorialización. El freno que impedía que el monasterio se expandiera hacia el fondo del valle ha desaparecido y ahora puede intervenir libremente, por lo que aparecen esas comunidades que antes sólo podíamos conjeturar. Tenemos noticias de la existencia de concilium en algunos lugares que, aunque de origen anterior, sirven para legitimar las operaciones de transferencia de bienes al monasterio.
El elemento definitivo, que configura y articula todo el proceso de feudalización, es la formación del concejo de Puebla de Sanabria, que recibe sus fueros en 1220 de manos de Alfonso IX. Anteriormente ya hemos hablado del caracter vertebrador de la comarca que tenía La Puebla, hasta el punto de dar nombre a la comarca. A pesar del creciente dominio que ejerce San Martín de Castañeda, el antiguo centro de poder, cuya existencia se remonta a la época visigoda, no perdió su condición privilegiada.
Existen algunos documentos en los que aparece un concilio de Senabria como confirmante de donaciones en favor del monasterio; esta participación implica que ese concilio mantenía una posición preeminente sobre ciertas aldeas, sometidas a su jurisdicción. Tal situación lo convertía en un elemento necesario a la hora de realizar los negocios jurídicos. Podría tratarse de las reminiscencias de un primitivo concejo de la comunidad de valle que agrupaba a las cabezas de las familias gentilicias. La figura del tenente perdurará en buena parte de la documentación del siglo XIII, pero se va formando una nueva instancia del poder feudal: el concejo, heredero del primitivo concilio de valle.
La élite comarcal estaba adquiriendo la suficiente fuerza como para pretender instaurar un poder propio y llegar a ser una oligarquía asimilable a las categorías feudales coetáneas. Dentro de esta dinámica, debe entenderse la concesión de fueros por parte de Alfonso IX a Puebla de Sanabria. Tenemos que comprender el caso que nos ocupa en un contexto de fundación de concejos por parte de la monarquía leonesa en toda la zona situada al norte del Duero. Los motivos son: el intento por parte del poder regio de contrarrestar los poderes eclesiásticos y laicos, el fomento del desarrollo económico, para lo cual se atrae población y se crean mercados y ferias, y los aspectos defensivos en zonas fronterizas.
Estas razones concurren en el caso de Puebla de Sanabria. El hecho de que el topónimo haya perdurado en su forma actual permite afirmar la existencia indudable de un aporte demográfico, producto de labor repobladora. Igualmente es constatable un desarrollo económico importante durante esta época en el valle; precisamente surge en estos momentos el núcleo denominado El Puente, lugar de intercambio comercial, cuya formación sólo es comprensible por la existencia de un fuerte mercado de productos. De igual forma Sanabria y Carballeda son áreas fronterizas con Portugal y, aunque las fricciones no son importantes en esta zona, es conveniente reforzarla y organizarla para la defensa. Por último, el apoyo dado al monasterio, que ha pasado a controlar algunos realengos, conlleva una paulatina pérdida de dominio de la monarquía sobre estos territorios. Sin embargo, la élite comarcal no ha sido capaz de constituir dominios extensos, comparables a los del cenobio. Desde este punto de vista, conviene al poder regio favorecer a esa clase para equilibrar el control monástico sobre el valle.
En definitiva, el primitivo valle gentilicio se transforma en el alfoz del concejo de Sanabria. De la misma forma, la sociedad gentilicia evoluciona hacia una sociedad feudal, donde una nueva aristocracia, residente en la villa, se irá haciendo con el poder de esta nueva instancia feudal que es el concejo.

sábado, 1 de marzo de 2008

El abuelo leonés de Felipe González

A finales del siglo XIX y comienzos del XX se produce en Bizkaia un gran despeque de la actividad minera del hierro, ligada irremediablemente a la producción siderúrgica, motor del desarrollo industrial de nuestra provincia en este periodo.
El crecimiento de la demanda de mano de obra, que este desorbitado desarrollo de la actividad minera produjo, fue la causa de que numerosos hombres, provenientes mayoritariamente de las comarcas de dedicación agropecuaria menos rentables de León y Zamora, acudieran a vender su fuerza de trabajo a las diferentes explotaciones mineras que por entonces florecían.
Seguramente, la zona minera más conocida de Bizkaia sea la de los montes de Triano, lugar de origen de La Pasionaria, y con una tradición de más de dos mil años en la extracción de mineral de hierro.
Sin embargo, hay otro macizo montañoso, quizás menos conocido, que en aquellos tiempos bullía de actividad. Se trata del macizo de Alén (Sopuerta), donde se formaron, de la nada, numerosos pueblos, hoy en día desaparecidos o a punto de desaparecer. Así, por ejemplo, tenemos el caso de la Mina Federico, pueblo hace tiempo abandonado, del que se conservaban, hasta hace bien poco, los cimientos de algunas casas que fueron arrasados con un plantío de pinos por parte de la diputación. O el propio caso de Alén, hoy con una sola vecina, y que llegó a tener cuartel de la Guardia Civil y más de 500 vecinos. La Mina María, El Sel o Las Barrietas serían otros ejemplos de pueblos creados “ex novo”, fruto de la actividad minera de esta época en la comarca encartada.
Al pie de este macizo se encuentra el enclave cántabro, hoy llamado Valle de Villaverde, y hasta hace pocos años conocido como Villaverde de Trucios.
Pues bien, el motivo de toda esta perorata es el de ocuparme de uno de aquellos hombres, de nombre Pío González, que, partiendo de la provincia de León, llegó hasta estas tierras en busca de trabajo. Seguramente hiciera el viaje en el ferrocarril de La Robla, tren minero que unía Bilbao con la zona carbonera de León, ya que era natural de Valverde de la Sierra. Sea como fuere, el caso es que tuvo más suerte que la mayoría de sus paisanos y, no sólo consiguió colocarse como mozo en una vaquería del citado pueblo de Villaverde, sino que además se casó con la hija del dueño de la misma y, pasados unos años, se trasladó al pueblo sevillano de Dos Hermanas, donde se hizo cargo de otra explotación que allí poseía su suegro. Uno de los futuros nietos de esta pareja será Felipe González Márquez. Así nos lo cuentan Marta Zaldibar y Ricardo Santamaría en su libro “Villaverde de Trucios en el corazón”.