domingo, 29 de junio de 2008

Aniversarios en Ranero (Carranza-Bizkaia)

Este año se celebran dos aniversarios paralelos en Carranza, más concretamente en el barrio de Ranero, relacionados con la espeleología.
Por un lado, el hallazgo de la cueva de Pozalagua, que se descubrió, fruto del azar, tras una de las explosiones en la cantera de dolomitas que allí había, y que abrió una puerta a la gruta, hasta entonces escondida en las entrañas del monte.
La cueva es probablemente una de las más bellas de Europa, y con la mejor y más abundante muestra de estalactitas excéntricas del mundo. Uno, que tuvo ocasión de verla cuando la visita corría por cuenta propia, y toda la iluminación con que se contaba se reducía a unas pocas bombillas colgadas de aquí o allá, se alegra de que poco a poco se le vaya reconociendo la importancia que merece.
Con motivo del cumpleaños, se celebrará, el próximo 18 de julio, un concierto a cargo de Kepa Junkera, en el propio anfiteatro al aire libre que, junto a la entrada de la cueva, se ha construido aprovechando el espacio generado por la antigua cantera. Además, según nos cuenta el Correo de hoy: “El acto servirá para presentar la canción “Pozalagua”, un tema para el que se ha permitido al artista extraer sonidos de la propia cueva, haciendo sonar las estalagmitas como si fueran un xilófono”. Merecerá la pena el evento.
Pero, como ya he dicho, hay otro aniversario, que se celebró ayer. Se trata de los cincuenta años en que por primera vez un hombre descendió a la Torca del Carlista. El día 4 de abril de 1958, a las tres en punto de la tarde, Jon Arana, holló el suelo de la cueva, a 154 metros de profundidad. Unos meses después se alcanzaría su cota más baja, a 355 metros de profundidad. Con motivo de la efeméride, ayer, el mismo Jon Arana volvió a bajar a la Torca, según nos cuenta el Correo Digital de hoy.
Si la cueva de Pozalagua debía su importancia a la belleza y abundancia de sus formaciones kársticas, la Torca del Carlista se la debe a la espectacularidad de sus dimensiones, siendo la cavidad subterranea más grande de Europa y la tercera a nivel mundial. En la página de la Sociedad de ciencias espeleológicas Alfonso Antxia nos ofrecen preciosas fotos de la Torca y una interesante recreación, con el Guggenheim en su interior, que nos ayudara a formarnos una idea de sus dimensiones.
Ambas cuevas, si bien tienen sus entradas bastante alejadas, están bastante próximas entre sí, pues, en el interior de la montaña, apenas 70 metros las separan. Se ha especulado con la posibilidad de unirlas mediante la construcción de un tunel de conexión, lo que haría visitable la Torca del Carlista a todos los públicos, sin embargo, aparte de las dificultades técnicas, no todo el mundo está de acuerdo con la medida, que también podría realizarse abriendo una entrada a la Torca desde la cantera, sin unir las dos cuevas.
También se comenta, en el Correo, la apertura, junto a la entrada de la cueva de Pozalagua, en el próximo año 2009, de un parque temático sobre la riqueza natural de Las Encartaciones, aprovechando las instalaciones abandonadas de la clausurada cantera. Bienvenida sea la noticia, aunque uno piensa que, antes de nada, se debería pensar en anchar y reparar un poco la vieja carretera que unía el pueblo de Ranero con la cantera, y que nos da ahora acceso a todas estas atracciones que venimos comentando.

domingo, 22 de junio de 2008

Abajas (Burgos)


Vista general del pueblo


Portada de la iglesia


Caballero con perro


?¿




San Jorge con el dragón

Ventanas del ábside

Moral impresionante

jueves, 19 de junio de 2008

La exposición de niños en el mundo romano

En el mundo romano, no bastaba con nacer para ser criado y acogido en una familia. Una vez llegado a este mundo, la comadrona, que había recibido al niño, debía depositarlo en el suelo de la casa, para así ser reconocido por el marido. Si el padre levantaba al niño del suelo y lo recogía en sus brazos, manifestaba su aprobación y el niño pasaba a engrosar la familia. De otra forma, si lo dejaba en el suelo, el niño sería expuesto.
Exponer un niño, suponía abandonarlo a su propia suerte. De esta forma, la criatura se dejaba en un lugar público, de manera que si alguien se hacía cargo de él, el niño pasaba a formar parte de una nueva familia, si no, moriría irremediablemente, cosa nada infrecuente.
Las razones que motivaban estos abandonos eran muy diversas. Se exponían los niños con malformaciones, pero también otros en perfecto estado de salud, ante la imposibilidad que tenían sus padres de darles manutención. También, en otros casos, entre clases más pudientes, por la imposibilidad de darles un educación oportuna para mantener su estatus social, o también, entre las clases más ricas, con el propósito de no romper disposiciones testamentarias previas y dividir la herencia, ya que el nacimiento de un hijo, anulaba todo testamento anterior. Otras razones podrían ser las sospechas, por parte del marido, acerca de la paternidad del recién nacido, o incluso, una manifestación social de duelo o protesta ante acontecimientos sociales o políticos ajenos a la familia.
Pero, ¿cual era el futuro que esperaba a los privilegiados que eran recogidos en una nueva familia?. Sobre el tema nos dice Paul Veyne: “Era infrecuente que sobrevivieran, escribe el Pseudo Quintiliano, que hace una distinción: los ricos deseaban que la criatura no reapareciera jamás; mientras que los menesterosos, forzados únicamente por la pobreza, hacen cuanto pueden para que el recién nacido pueda verse aceptado.”
Sobre la situación legal en que quedaban los acogidos por nuevas familias, parece que hubo controversias entre los juristas romanos sobre si los acogidos tendrían la consideración de esclavos o libres, pero, como en toda sociedad civilizada, la situación fue oportunamente reglamentada. Así, del Código Teodosiano, V, 10, 1 :
El emperador Constantino a “sus Itálicos”.
De acuerdo con la normativa de los anteriores emperadores, si una persona adquiere de alguna manera legal un niño recién nacido y da por supuesto que debe criarlo, tendrá derecho a poseerlo como esclavo; y, si, después de una serie de años, alguien intenta una acción para restituir el niño a la libertad o proclama su derecho sobre él como su esclavo, el demandante proporcionará otro de la misma clase o pagará el precio que se considere adecuado. Porque, cuando una persona ha redactado un documento escrito y ha pagado un precio adecuado, su posesión del esclavo será tan válida que tendrá poder ilimitado incluso para venderlo por sus propias deudas. Las personas que intenten contravenir esta ley serán sometidas a castigo.
Dado el quince de las calendas de septiembre, en Sardica, en el año del octavo consulado de Constantino Augusto y en el del cuarto de Constantino César [18 de agosto del año 319].”

Código Teodosiano, V, 9, 1:
El emperador Constantino Augusto a Ablavio, prefecto del Pretorio.
Si una persona recoge a un niño o niña que ha sido arrojada de su casa con conocimiento y consentimiento de su padre o dueño, y lo cría con sus propios recursos hasta la madurez, tendrá derecho a conservarlo en el mismo status que deseaba que tuviera cuando se hizo cargo de él, esto es, lo que prefiera, hijo o esclavo. Cualquier pleito reivindicatorio entablado por aquellos que consciente y libremente arrojaron de su casa al recién nacido, esclavo o libre, será sobreseído.
Dado el quince de las calendas de mayo, en Constantinopla, en los consulados de Baso y Ablavio [17 de abril del 331].”
Código Teodosiano, V, 9, 2:
Los emperadores Honorio y Teodosio Augustos a Melicio, prefecto del Pretorio.
A los dueños y patrones no les dejamos la posibilidad de reivindicar un niño expuesto a la muerte y que ha sido recogido por benevolencia y por sentimiento compasivo, porque nadie puede llamar suyo a un niño que ha dejado en situación de perecer; con la condición solamente de que la firma de un obispo en calidad de testigo se haya producidoen ese momento, y, como garantía de seguridad, no debe haber demora alguna en conseguir esa firma.
Dado el catorce de las calendas de abril, en Ravena, durante el noveno consulado de Honorio y el quinto de Teodosio [19 de marzo del 412].”
Muy grande fue el legado que Roma nos dejó, sin embargo, en este aspecto, parece que preferimos conservar las costumbres bárbaras. No obstante, parece que a través del latín, sí nos quedó algún rastro de esta civilizada costumbre, concretamente en la palabra expósito:

expósito, ta.
(Del lat. exposĭtus, expuesto).
1. adj. Dicho de un recién nacido: Abandonado o expuesto, o confiado a un establecimiento benéfico. U. m. c. s.
□ V.
casa de expósitos

BIBLIOGRAFÍA

HISTORIA DE ESPAÑA, dirigida por Manuel Tuñón de Lara. Textos y documentos de historia antigua, media y moderna hasta el siglo XVII. Editorial Labor, S.A. Barcelona 1984
HISTORIA DE LA VIDA PRIVADA. , dirigida por Philippe Ariès y Georges Duby. El imperio romano, Paul Veyne, Taurus. Madrid 1987

domingo, 15 de junio de 2008

Los Zoelas en las fuentes

La tribu astur de los Zoelas fue, probablemente, la que pobló los actuales territorios de Sanabria y Carballeda. Sobre ellos tenemos algunas referencias en las fuentes:

La Hispania Citerior tiene también un lino de una blancura extraordinaria, por la calidad de las aguas del torrente que baña Tarragona, en el que se lustra; su finura es maravillosa y es allí donde se ha descubierto primero los tejidos de cárbaso. De la misma Hispania y desde hace poco tiempo, ha venido a Italia el lino de los Zoelas, utilísimo para las redes de caza; la civitas (ciudad) Zoela es una de la Gallaecia y está próxima al Océano.”
Plinio el Viejo, Historia Natural, 19, 10.

Bajo el consulado de M. Licinio Craso y de L. Calpurnio Pisón, cuatro días antes de las kalendas de mayo, la gentilidad de los Desoncos de la gente de los Zoelas y la gentilidad de los Tridiavos de la misma gente de los Zoelas renovaron el antiguo pacto de hospitalidad y todos ellos recibieron a los otros en la fidelidad y clientela suya y de sus hijos y de sus descendientes. Actuaron: Arausa, hijo de Blacaeno, y Turanio, hijo de Clouto; Docio, hijo de Elaeso; Magilón, hijo de Clouto; Bodecio, hijo de Burralo; Elaeso, hijo de Clutamo por medio de Abieno, hijo de Pentilo, magistrado de los Zoelas. Tuvo lugar en [la ciudad de] Curunda." (Año 27 d. de C.)
Bajo el consulado de Glabrión y de Hormullo, cinco días antes de los Idus de Julio, la misma gentilidad de los Desoncos y la gentilidad de los Tridiavos recibieron en la misma clientela y pactos a Sempronio Perpetuo, Orniaco, de la gente de los Avolgigos y a Antonio Arquio de la gente de los Visaligos así como a Flavio Frontón, Zoela, de la gente de los Cabruagenigos. Lo hicieron L. Domicio Silón y L. Flavio Severo en [la ciudad de] Astorga.” (Año 152 d. de C.)
CIL, II, 2633.

HISTORIA DE ESPAÑA, dirigida por Manuel Tuñón de Lara. Textos y documentos de historia antigua, media y moderna hasta el siglo XVII. Editorial Labor, S.A. Barcelona 1984

sábado, 7 de junio de 2008

Una de periodistas

Leyendo noticias por la red, me encuentro con este peculiar titular en La Voz de Galicia: "Un crómlech cuenta historias del Neolítico en Boiro". No es que me resulte chocante que un crómlech nos hable, lo que podemos atribuir a un recurso literario del autor del artículo, o bien, a la habilidad de la arqueología que, cada día más, no deja de sorprendernos. Lo que me resulta sorprendente es que nos hable, precisamente, del neolítico.
No es que yo sepa mucho de crómlech(e)s (de hecho no sé ni cómo se hace el plural del palabro), pero creo que, de hablarnos un crómlech de alguna época, lo haría de la edad del hierro, que es su preferida, al menos en la Península Ibérica.
No obstante, si seguimos leyendo la noticia, las sorpresas no terminan en el título, ya que la descripción que la articulista hace del citado crómlech no tiene desperdicio: "Barbeito explica que se trata de una muestra de arte rupestre del Neolítico que tiene, como mínimo, entre tres mil y cuatro mil años. Siempre aparece en posición vertical y puede tener o no grabados. En este caso los tiene. La única duda es si siempre estuvo de pie, y, por tanto, sí sería un crómlech, o fue arrancada de un petroglifo al uso y trasladada ahí por quienes, hace más de cien años, hicieron el muro."
En definitiva, sea o no sea "un menhir", siempre es para congratularse que aparezcan vestigios del pasado, ese "gran desconocido".

viernes, 6 de junio de 2008

El buey sobre el tejado

Acostumbrados como estamos a considerar la música clásica del siglo XX como atonal, dodecafónica, modal, o dicho técnicamente, como "un ladrillo infumable que no hay por donde agarrar", pretendo demostrar que no siempre es así.

Veamos para ello esta magnífica obra del compositor francés Darius Milhaud, hombre que formó parte del famoso grupo musical francés de Les Six (Los Seis). Esta obra está compuesta con forma de rondó, usando para las estrofas materiales recogidos en Sudamérica, Harleem, Nueva Orleans... Esta obra mezcla el Jazz con temas populares de los países mencionados, pero lo hace de una manera magistral. El coger melodías ya existente hizo que le llegaran a acusar de plagio, pero esto no hizo sino darle más fama. Cabe recordar también que esta obra estaba pensada en un principio para acompañar una película de cine mudo.

Milhaud gustaba mucho del politonalismo y de armonías disonantes. Es cierto que a veces se hace duro de escuchar, pero no llega al extremo de ser atonal, es simplemente agradable. Voy a poner un link a para el que solo quiera escucharla, pero yo os recomiendo que veáis el vídeo de la versión de Bernstein (en ambos casos se trata de la misma versión). Está considerada como una de las mejores grabaciones musicales del siglo XX. Además, es todo un espectáculo verle bailar al son de lo que dirige. Espero que os guste.