domingo, 27 de diciembre de 2009

Veleia, el debate científico y algunas preguntas simples, por Héctor Iglesias

Interesantísimo artículo de opinión publicado en el Diario de Noticias de Álava por Hector Iglesias:

Tribuna Abierta
Veleia, el debate científico y algunas preguntas simples
* Investigador, por Hector Iglesias - Domingo, 27 de Diciembre de 2009 - Actualizado a las 10:39h.

MI nombre y apellido han sido citados en varios medios de comunicación de Hegoalde -también en este periódico- en el asunto de Veleia. En consecuencia, prefiero tomar la delantera y explicar directamente al público interesado por el asunto de las inscripciones veleyenses lo que tengo que ver yo con este affaire absolutamente extraordinario.

Aunque mi lengua cotidiana sea el francés, escribo este texto en español para que lo entienda el máximo de gente posible. Yo soy doctor en Estudios Vascos por la universidad de Burdeos y miembro de IKER desde hace unos diez años, el centro de investigación sobre la lengua vasca y los textos vascos del CNRS (Centre National de la Recherche Scientifique) -bueno era... porque al parecer mis investigaciones científicas y sobre todo libres de todo prejuicio han levantado tal revuelo que algunos (¿quiénes?) han exigido al parecer mi expulsión del dicho centro de investigación del CNRS.

En este asunto de las inscripciones de Veleia yo no tengo absolutamente ningún interés, ni lejano, ni cercano, ni mediano. Dicho de otra manera, que esas inscripciones sean verdaderas o no y sea cual sea el final de esta historia verdaderamente estrafalaria, en lo que me concierne todo este affaire no influye absolutamente para nada en mi vida diaria, privada y/o profesional (pertenecer a IKER es/era un asunto puramente simbólico).

Vayamos al análisis lingüístico de esas inscripciones vascas y latinas y a veces hasta mezcladas, es decir "vasco-latinas" (esto es, latín tardío o vulgar, y hay que subrayar este hecho que es de una importancia absolutamente capital para el entendimiento de este asunto, un tema sobre el cual han trabajado y siguen trabajando desde hace más de un siglo investigadores del mundo entero, la élite de la élite entre los latinistas), y también, como luego se verá, inscripciones que sólo pueden entenderse de estar escritas en celta y/o en una mezcla de "vasco-celta".

Escribí hace dos meses, sobre esas inscripciones veleyenses, un artículo en francés de más de 200 páginas (biblioteca numérica Artxiker del CNRS (http://artxiker.ccsd.cnrs.fr/), un trabajo que normalmente se publicará, una vez revisado y completado, aunque existen actualmente enormes presiones para impedir su publicación. Ese trabajo lingüístico constituye un análisis largo y tendido de un número considerable de esas inscripciones, o sea entrando la mayoría de la veces en los más mínimos y complejos detalles lingüísticos.

Está claro que estos análisis lingüísticos no se pueden explicar fácilmente a un público que no esté formado en estas técnicas y reglas lingüísticas.

En resumen, por nuestra parte se ha utilizado para el euskera y el latín veleyenses las mejores técnicas de análisis lingüístico existentes hoy en día en Europa y en el mundo, esas mismas técnicas que fueron imaginadas y llevadas a la práctica por la élite de la élite de los lingüistas, principalmente europeos y algunos americanos, durante el siglo XIX y sobre todo durante el siglo XX.

Como nos es imposible aquí ni siquiera resumir en unas cuantas líneas un artículo científico de varios centenares de páginas, vamos ahora a poner unos cuantos ejemplos para que el público lo entienda lo más claramente posible, unos ejemplos que hacen que la hipótesis de una falsificación sea, me parece, francamente de las más remotas y me atrevería a decir que hasta imposible -aunque no me atreva hasta que no se hayan hecho los análisis físico-químicos pertinentes-.

1) La inscripción DENOS. Gorrochategui escribe : "sobre el asunto de DENOS (...) la inspección de la pieza no permite inclinarse por una lectura denoc" y añade "podría tratarse de un nombre de persona desconocido".... En realidad se trata de un nombre celta conocido sólo por un puñado de grandes especialistas (serán unos diez en todo el mundo, Cf. Delamarre, X., 2007, Nomina Celtica Antiqua Selecta Inscriptionum). Pregunta: ¿Cómo es posible que unos presuntos falsificadores hayan conocido ese nombre celta de la Antigüedad y la totalidad de los ponentes provinciales no?

2) MISCART. Los ponentes provinciales se empeñaron en leer ¡Descartes! en un burdo intento de desacreditar y ridiculizar a los arqueólogos. Pero un análisis de la fotografía mediante un ordenador ultramoderno no deja lugar a dudas. Se ve y lee MISCAR o MISCART, con T. Gorrochategui se encuentra en la obligación de reconocerlo. Miscar, var. Mescar/Meskart (con T) era en la mitología fenicia el equivalente del Hércules de la mitología griega, dicho de otra manera Hércules (griego) = Meskart (fenicio), donde kart=qart, palabra que en esa lengua significaba "ciudad". Nombre conocido únicamente y una vez más por apenas un puñado de especialistas en el mundo (Karel Jongeling, Edward Lipinski, etc.) y totalmente desconocido para los ponentes de la Diputación. Pregunta: ¿cómo es posible que unos presuntos falsificadores hayan conocido este nombre fenicio y la totalidad de los ponentes provinciales no?

3) Las palabras riamo dalia deidre. Los ponentes no saben darle una explicación al asunto. Lo único que les pasa por la cabeza es que Deidre debe ser ¡el nombre femenino irlandés moderno Deirdre! (aquí con doble R) y que, en consecuencia, eso demostraría a las claras la intención de falsificar. En realidad se trata, según toda probabilidad, de palabras célticas que significan "primero", "segundo", "tercero" que aparecen en lo que parece ser un ejercicio escolar para niños. Me he puesto en contacto con uno de los más grandes celticistas actuales en el mundo para someterle el asunto (P.-Y. Lambert, Ecole Pratique des Hautes Etudes, EPHE, París; celticistas de su nivel habrá una docena en el mundo). Me ha contestado que esa explicación le parece "plausible", aunque él necesitaría ver la pieza y disponer de más información para poder pronunciarse con más claridad. Si de eso se tratara, como es muy probable que lo sea, pregunta: ¿cómo es posible que unos presuntos falsificadores hayan tenido un nivel de erudición tan grande como para poder manejar tales palabras célticas de la Antigüedad y que la totalidad de los ponentes provinciales no sepan ni siquiera que éstas hayan podido existir?

¿Alguna respuesta?